Alas de arena

Que tal mis tres lectores hace un rato no subía nada a la pagina, les comparto el poema Alas de arena, espero sea de su agrado y recuerden que pueden hacer crítica la cual es para mejorar, su amigo, José Cháirez.

 

Alas de arena

 Por: José Cháirez.

I

Mariposa de caderas óseas

alas ancestrales   aromas dibujados

en la paleta del viento que llevas por estandarte

abre los ojos a la noche que asalta pesadillas y desvanece oníricos sueños

mariposa ósea en dónde posaras tus alas   en dónde descansarán tus sueños

 

La tinta derramada sobre tu vientre atrae

a la mariposa fagocitante de tus crestas óseas

y crecen las rosas enraizadas en tus poros

alimentándose de tu dermis   humedad prohibida

emanada de tu amor recién nacido

 

II
La mañana convoco a las flores a repartir su aroma
a repartir su néctar a repartir los pétalos
convoco a las alas del viento a traerle mariposas
y acudieron todas
Alas de hiel, alas de arena, alas de rosas, alas intempestuosas
alas óseas, alas ígneas, alas recién nacidas, alas enardecidas
y de todas   solamente las alas óseas retumbaron en la caja sonora
de guturales sonidos, de sabores enmohecidos.

La luna menguante gira sobre el tobillo derecho de tu amor

ensortijado por los besos de un siroco que se arremolina

que brilla y emana la tibieza del desierto.

 

III

Me convertí  en el viento para tocar tus alas óseas

fui rosal  y cactácea para depositar en tus labios

el néctar de la mañana vuelto gotas de agua sobre ti

fui el sustantivo de tu verbo llamado amor

conjugando el día con las tardes del desierto

y hoy

sólo soy ceniza esparcida por el campo y no alcanzo

a retomar el vuelo sobre tus alas de arena

consumidas por el desierto de tu adiós.

 

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IV
Hoy la musa es prófuga de la tinta
no se pasea sobre la hoja en blanco como antaño
duele desde la esquina del papel 
hasta la última gota de tinta derramada

se tornó difusa y se volvió súcubo inasible

Solía llegar de puntillas o en sonoro rugir de nubes
volando entre las alas óseas de alguna mariposa
o en cada gota del roció sobre las cactáceas del jardín
y así con ese andar exprimía cada pensamiento de la pluma
o del lápiz

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