Celebración de Reyes en “Los Reyes”

En todas las ocasiones que he transitado por la carretera que comunica a Xoxtla con Santa Isabel Tetlatlahuca jamás había visto que hubiera gente reunida en las ruinas de una vieja hacienda que se ubica cerca de lo que se conoce como Santa Águeda. En este sitio se congregó desde la semana pasada las poblaciones de Santa Isabel y San Juan Huatzingo para celebrar el 6 de enero. Esto obedece a la intención de celebrar una misa en los exteriores de la capilla de la hacienda  "Los Reyes".

De acuerdo con algunos pobladores, la hacienda fue construida cuando los españoles dominaban a los antiguos mexicanos, en el tiempo en que estos eran aliados, o en su defecto, esclavos. Según cuentan, muchos de los habitantes cercanos quedaron entre sus muros mientras ésta se construía. Con el tiempo, la actividad en la hacienda fue opacada de la misma manera en que ocurriera en muchas haciendas del estado. Un habitante de San Juan, que trabajó durante muchos años en este lugar, obtuvo el suficiente dinero para comprar los terrenos donde están ahora ubicadas las ruinas cuando la hacienda de Los Reyes se puso a la venta. Quizá por honrar a los muertos que ahí quedaron, por satisfacción personal, o simplemente por la añoranza de un pasado próspero que tuviera la hacienda al contar con una ubicación estratégica en los estados de Tlaxcala y Puebla, el trabajador se convirtió en nuevo propietario y con él se generaron las primeras celebraciones del 6 de Enero.

Desde años atrás, todas las familias de la comunidad se trasladan a esta vieja capilla para la celebración de una misa religiosa que da lugar a convivencia de la familia, y a su vez, de ésta con la comunidad.

En esta celebración, los del pueblo de San Juan Huatzingo son quienes festejan el mismo 6 de Enero; posteriormente, son los habitantes de Santa Isabel quienes disfrutan de las ruinas de la hacienda, las de la capilla y las áreas de campo cercanas al sitio. Es una fiesta que agrada al ver la convivencia de las familias. Sin embargo, tiene algo no muy grato a la vista de quienes se pronuncian por la protección del patrimonio. La capilla abandonada es visitada hasta la techumbre pues desde adultos a niños aprovechan para trepar a la zona alta de las cúpulas.

Lo anterior puede ser cuestionado desde el punto de vista del deterioro de un edificio que tiene un valor histórico, pero además debería ser analizado desde la perspectiva de la seguridad de los pobladores. Desde el interior se observa el daño que el tiempo y la humedad han ocasionado en la construcción. Si año con año muchos visitantes suben hasta la parte alta, el peso debilita la estructura y podría ocurrir un accidente que empañaría las celebración. Seria una pena que una tradición de años se viera modificada por acciones de las que los mismos habitantes son responsables. ¿No lo creen?.