Poema a Tlahuicole

Hace un par de años estuve de vacaciones en México y tuve la oportunidad de pasar un día en su hermosa ciudad, donde conocí los formidables murales de Desiderio Hernández Xochitiotzin . Gracias a ellos me enteré de una historia que me era completamente desconocida y que me pareció muy interesante: la del héroe tlaxalteca Tlahuicole. Aunque no soy poeta, y no pretendo mantener ningún tipo de rigor formal, me gustaría compartir con ustedes un poema que acabo de escribir sobre este bravo guerrero otomí. Espero que les guste. Un cordial saludo desde este lado del charco.     

Tlahuicole

En la batalla de Huautla,

el bravo guerrero Tlahuicole,

joven otomí, valiente y noble, 

defendió  a la república de Tlaxcala.

Los huexotzincas, aliados del imperio

le capturaron en una cenagal,

y, como a coyote fiero,

 enjaulado lo llevaron a Tenochtitlan

El orgulloso emperador,

Moctezuma Xocoyotzin,

guardaba ciego rencor

hacia el indomable otomí

porque a la vida de su hijo

en la guerra puso fin.

Pero, cuando supo del enorme valor

 que en la batalla su enemigo mostró,

 la libertad finalmente le ofreció.

y  Tlahuicole la oferta rechazó,

no queriendo volver a Tlaxcala  

con el estigma del perdedor.

Y como capitán del ejército azteca,

que comandaba Cuauhtemoc,

a luchar contra los purépechas

a tierras del norte marchó.

En la guerra fue valeroso

y realizó muchas hazañas,

consiguiendo un gran botín,

un tesoro de cobre y plata.

Moctezuma, agradecido,

la libertad nuevamente le ofreció

y Tlahuicole, el aguerrido,

 la libertad nuevamente rechazó.

No hubo otra oportunidad.

Le llevaron a la piedra ritual,

al temido temacatl.

Un pie le ataron y le pusieron a luchar.

Antes de entregar su alma,

mató ocho guerreros, tal vez más. 

A Huitzilopochtli, dios de los mexicas,

entregaron su cráneo y su corazón.

Y su cuerpo, en forma de ceniza ,

 a Tlaxcala para que le dieran honor.  

Juan Alberto Campoy Cervera